miércoles, abril 09, 2008

Etapa naranja o... ¿sin Nutella?

Nada más llegar a mi piso coruñés, tras unos días en mi hogar del sur, sobre el microondas, me he topado con un enorme bote con tapa naranja y sin etiqueta, con toda la pinta de bote de Nutella, pero de tamaño industrial (V. foto comparativa).


Mis compis de piso, fieles a su Teoría de la Relatividad (cuanto más gordo estoy yo, menos gordos están ellos), habían dejado un enorme bote de algo similar a la Nutella a la vista, para que me topase con él. Incluso dejaron una cucharilla encima, serán cabrones!

Pensaron que me abalanzaría sobre ella sin pensar, cegado por la Ley del Deseo, pero no ha sido así... No sabían que hoy ha comenzado mi etapa naranja, la segunda de mi vida multicolor, coincidiendo con mi nueva compañía de móvil -Orange (he dejado Vodafone!)- y al igual que mis nuevas gomitas de ortodoncia. Hasta mi colega es de color naranja!

Si la etapa amarilla era la del total optimismo ante lo desconocido -optimismo, por otra parte, injustificado, después convertido en simple recuerdo y melancolía-, la etapa naranja es la de la voluntad.

Por ejemplo: ¿cuánto tiempo aguantaré sin abrir el bote tamaño industrial del sucedáneo de la Nutella? La curiosidad y las ganas de probar cosas -de mi vocación de explorador- sumadas al optimismo ante el potencial buen sabor y cantidad de esta posible nueva droga, combinan muy mal con mi adicción al chocolate y sus derivados; pero resistiré, lucharé.

Serán 4 semanas de voluntad de hierro, de resistencia ante algunos vicios públicos y otros inconfesables, de negación a "lo que me apetece" y sí a "lo que debo", de no abrir el deseado bote industrial de sucedáneo de Nutella...

Voy a ir al gimnasio con la misma frecuencia, voy a escribir de nuevo para ANT, voy a finalizar y entregar mis dos últimas applications de MBA, voy a volver a la lectura más allá de la pantalla, voy a configurar de una vez mi portátil nuevo con "u" incorporada...

Ayy, cuántos propósitos de enmienda, cuántas promesas... Parece el anuncio de Año Nuevo, pero no, tan solo es el comienzo de la segunda etapa de mi vida multicolor. Viva el naranja!

martes, abril 01, 2008

De dieta

Pues sí, estoy de dieta, o a dieta, como prefiráis.
- "¿Pero cómo tú de dieta? No me digas que ahora estás gordo... O gordito, para los amigos de los eufemismos..."

No, querido interlocutor imaginario, no estoy ni obeso, ni gordito, ni rechoncho, ni ancho, ni fuerte... ni ninguna de las mariconadas del lenguaje que se utilicen para nombrar a los gordos. Estoy más o menos como siempre, entre 70 y 77 kilitos, pero aún así estoy a dieta. Eso sí, es una dieta algo particular... Mi dieta se basa en no comer más de un bote de Nutella a la semana.

Sí, sí, claro, muy fácil pensaréis, pero eso porque vosotros no habéis ingerido un bote y pico la semana pasada. A cucharadas, claro, sin mezclar ni contaminar, como se deben comer las cosas realmente buenas, tal cual han venido al mundo. Ya me lo decía mi madre todos los fines de año: "hijito, no mezcles". Y yo, como fiel vástago, le hago caso: la Nutella, sola, solísima, pura, extraordinaria...

Para seguir la dieta, hay que vencer al menos un par de leyes de la naturaleza. La primera, la Ley Teoría de la Relatividad. No la de Einstein, la de mis compis de piso. Según esa Teoría, todo es relativo, incluida la gordura: cuantos más gordo estoy yo, menos gordos están ellos. O, dicho de otro modo, cuanto mayor sea mi curvita de la felicidad, mayor será su felicidad, con curva o sin curva...

En fin, en mi casa la Teoría de la Relatividad se traduce en botes de Nutella que aparecen en casa porque sí, sin más. La segunda Ley a vencer sería la Ley del Deseo, la de Almodóvar, aunque no protagonizada por homosexuales y transexuales ex-alumnos de colegios de curas, sino por una morena, de oscuro y voluptuoso cuerpo. Ay, mi Nutellita... bonita, estoy a dieta.