martes, septiembre 23, 2008

Los americanos son tan imbéciles como nosotros... pero no más

Según una leyenda urbana que alguien nos contaba en el colegio, los yankies no saben ni siquiera situar España en el mapa, creen que está debajo de México. Sin embargo, cuando yo digo que soy español en USA, resulta que uno tiene un amigo con novia de allí, otro ha corrido los San Fermines... Y resulta que todos saben que somos Europeans.

Más allá de leyendas sobre lo tontos, o imbéciles, que son los yankies, en estos días en New York me he encontrado con un par de casos que muestran un nivel de imbecilidad similar entre Spanish y Americans.

Lo primero, los fantásticos porteros de los garitos de moda (bouncers en USA). Gozan de la misma mirada de indiferencia y desprecio que los españoles. Si tuvieran a un tío agonizante en la puerta, por ej. sangrando de forma abundante, pero sin trajear y una tía repeinada a su lado, lo más probable es que le dedicasen una sola y única mirada, eso sí, de arriba abajo. Después se apoyarían en la columna/pared de turno y orientarían su mirada al infinito, al más allá, sugiriendo una profunda e inexistente reflexión, esperando que el tío agonizante de "la cola" se desvaneciese.

Los bouncers hablan en inglés, pero esa es la única diferencia con los porteros españoles. Los músculos, miradas, pintas y desprecios son los mismos. ¿Dónde está la escuela internacional de poner cara de mala leche donde estudian todos ellos? ¿O tal vez es algo genético, un don divino para muscularse y hablar con monosílabos y/o pedir una invitación?

Además de los porteros, a los yankies también les gusta el aire acondicionado, mucho. En verano, visten chaquestas y jerseys en las oficinas, comercios, etc. Igualito que en España. Subes al vagón del metro, te congelas; te bajas, te asas. Sales a la calle, estupendos 20 grados; entras en un Starbuck, rebuscas la chaqueta en la mochila para evitar morirte de frío...

Imagino que somos todos fervientes defensores de la necesaria selección natural: si no palmas por el cambio continuo de frío/calor, vales para participar en la continuación de la especie. Igualitario, fair, no se marginan razas ni culturas.

En fin, qué bonito es ver que estadounidenses y españoles tenemos cosas en común. En el nivel de absurdos e imbecilidades, todos cortados por el mismo patrón. Si el balón de fútbol americano fuera esférico, podríamos adherirnos cual Puerto Rico y en Spanglish sin complejos.

Mientras, seguiremos rebajando la morriña intentando entrar en garitos pijos vestidos con chándal y zapatillas, y poniéndonos pantalones cortos y camiseta en verano para ir a trabajar. Como en casa.

miércoles, septiembre 17, 2008

New York, desde el Empire State

La primera de varias o, tal vez, la primera y la última entrada desde New York (NY).

Recordando a Meg Ryan en el observatorio de la planta 86th, como Tom Hanks en Sleepless in Seattle, la vista de Manhattan desde el mítico Empire State es suficiente para justificar una visita a la ciudad de los rascacielos.

Cual imperiales piezas de Tetris, los rascacielos de NY encajan celestialmente en el atardecer, unos con otros, formando un puzzle de inigualable belleza, impresionante y sorprendente, imposible de reproducir con la cámara de "pulsa botones" de un servidor.

¿Cómo es posible que tantos gigantes puedan componer una visión urbana tan bella? Desde el casi cielo del Empire State, la arquitectura de las alturas sin fin se impone de forma indiscutible, y recoge los flashes y miradas de atónitos turistas.

El cielo es su única frontera, el verdadero límite de todos esos seres hermanos de acero, cemento y cristal.

Con 12 días por delante en Manhattan, quien sabe si al finalizar tendremos que volver a subir 86 pisos para asegurarnos de que la vista no era tan solo una ilusión...