lunes, julio 03, 2006

Escalera de color a la K

Es increíble la cantidad de cosas sobre las que podría escribir y el poco tiempo que reservo para ello. Cuántas historias y tan pocos posts!

Podría, rememorando el "[...] nunca más volveré a pasar hambre" de Lo que el viento se llevó [imdb.com], narrar mi vuelta triunfal a una gran superficie (de cuyo nombre no quiero acordarme), varias semanas después y con la ya muy manida excusa de llenar mi despensa. Algún día cambiarán sus intrincados laberintos por verdaderos pasillos de supermercado y dejaré de perderme...

Podría, con la misma terna de palabras iniciales, "nunca más" y "pasar hambre", darle forma de relato, a mitad de camino entre la comedia y el thriller psicológico, a mis crecientes problemas para estimar adecuadamente edades de chicas/adolescentes/mujeres en edad de merecer... Mientras no sean menores de edad ni cuarentonas divorciadas con hijos, a mí me gustan las que me gustan y ande yo caliente y ríase la gente.

Podría también, como en los mejores remakes de Tú a Boston y yo a California [imdb.com], divagar durante horas y cientos de líneas, comparando la reciente primera semana de mi hermanita en Boston (MA, USA) con la ya casi olvidada mía en San Diego (CA, USA). Todo sea por "aprender inglés" y poner más banderitas en el mapamundi familiar...

Podría, podría, podría... 3 veces digo algo, como decía algo la canción "Si yo tuviera una escoba (3)... cuántas cosas barrería" de Los Sirex [sirexgrup.com]. Ahora bien, en mi nuevo-antiguo piso, ya recuperada mi antigua-nueva habitación tras la marcha de nuestra erasmus austríaca, tenemos aspirador y no escoba, por lo que pasaré del podría al podré para entonar un sentido lamento narrativo, el cual comparto a continuación con todos ustedes.

Señores y señoritas lectoras de mi blog, les pido respetuosamente que guarden un solemne minuto de silencio. El motivo de este negro luto no es otro que llorar la terrible pérdida del antes seguro futuro profesional de un viejo amigo, joven promesa del nunca suficientemente bien considerado (vicio del) poker.

Sí, queridos lectores y lectoras, un amigo del alma, base del quinteto titular de mi pandilla viguesa, rutilante promesa del juego yankie de la cinco cartas, mi bienamado Trish, ha dejado su innegable futuro de éxitos como tahur en los mejores casinos de Las Vegas, para engrosar la ya abultada lista de cotizantes a la seguridad social.

Trish, por qué has hecho esto? Tras todos esos años de noches sin dormir en tu exilio segoviano, arriesgando tu fondo monetario para libros y fotocopias en manos imposibles, compartiendo mesa y mantel con personajes de todas las escalas y calañas sociales, perdiendo parte de tu otrora poblado cabello por el estrés en cada "veo tus tres mil y pongo mil más"... Tanto esfuerzo, tantos lloros y lamentos (tantos cubatas de whiskie, tantas cajetillas de Malboro...), tantos sueños, truncados ahora por un simple puesto de banquero en una menuda sucursal del sur de Galicia.

Reconozco mi parte de culpa, reconozco lo poco idóneo de mi llamada, cuando a la una y media de la mañana estabas a punto de situarte primero de esos últimos 3.000 jugadores por el cuarto de millón de dólares, cuando un golpe de mala suerte te hizo perderlo todo, a pesar de tu escalera de color a la Q. Mi llamada espantó tu suerte y tu futuro de venerado tahur fue cambiado por una casi imposible escalera de color a la K, siendo narrado en terrible directo para un vigués-coruñés de nocturnas cañas por Córdoba.

Nunca una llamada fue realizada en peor momento, nunca una sola letra tuvo tanto significado, nunca un puesto de banquero en una sucursal del Banco Popular privó a un País de tantos éxitos...

Guarden tres días de luto, señores y señoritas lectoras de mi blog, porque el País ha perdido un futuro nuevo ídolo.

Trish, el último mohicano parado de mi pandilla viguesa, ha encontrado trabajo.

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