Ser razonablemente inteligente implica ser consciente conocedor de la propia estupidez. Y, a pesar de ser estúpido, no puedo negar sentirme un ser afortunado.
Sé estúpido y serás feliz. Sé cabal y sabrás cuán estúpido puedes llegar a ser. Amargo regalo para la búsqueda de la felicidad.
domingo, mayo 25, 2008
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