miércoles, febrero 18, 2009

Las suecas no están buenas

Y Alfredo Landa fue un producto publicitario de la industria turística escandinava...

En realidad, el Alfredo de los 70 no era más que el preludio cinematográfico de la publicidad encubierta. Es decir, un cartón de leche marca ACME (Pascual en España), que el protagonista de turno sujeta y muestra bien orientado hacia la cámara.

Y así, friéndonos el cerebro sin avisar, con tías pretendidamente suecas en bikini locas de amor y lo que no es amor por un bajito moreno regordete, toda una generación de españolitos se enamoró de las rubias, ya fueran teñidas o... (si eran españolas) teñidas.

O es teñida, o no es española, o es española y no es rubia. Y si os cuenta que la causa de su rubio con raíces oscuras, cejas oscuras e intenciones oscuras, es derivado del uso inclemente y repetitivo ("desde pequeñita, te lo juro por las bragas de Mafalda") de champús con (muuucha) camomila... no sólo te miente a ti, sino también a ella misma.

Pero volvamos a las suecas... Dejadme abriros los ojos al igual que se han abierto los míos, imposibles de cerrar tras la abrupta caída de un mito adolescente, Estrella Polar de navegación afectiva y sexual en busca de la rubia felicidad: las suecas no están buenas.

Ya, ya lo sé, vuestros padres y los padres de vuestros padres os habrán contado otra cosa, pero yo he estado allí. He visitado la fuente sagrada de la camomila, donde hasta en los bautizos utilizan champú "brillo dorado", y lo he visto: hay muchas suecas morenas, e incluso bajitas!

Tras ver una vez tras otra el cartón de leche marca ACME en españolas películas tales como Manolo La Nuit, las voluntades de nuestros antecesores se quebraron, y fueron alienados por la máquina publicitaria sueca, en su infame búsqueda y captura de más visitantes para sus numerosos museos.

¿O acaso conocéis ciudad con más museos por metro cuadrado que Estocolmo? Pero si incluso han tenido la desfachatez de reflotar un barco hundido (nada más ser botado... ¿algún español entre los carpinteros/marineros responsables?) para mostarlo en un museo-El Vasa Museet-, como si les gustase presumir del ridículo...

A ver, si no me creéis, someted a las suecas a "la prueba de la raqueta": ¿cuántas tenistas suecas podéis contar con los dedos de una mano? Pues eso, las mismas que con los dedos de las dos: Ninguna!

Descontando a la mujer de Figo, no creo que seáis capaces siquiera de mentar a alguna modelo sueca...

Ay, tantos años (30) sufriendo en silencio las hemorroides del no haber visitado la cuna verdadera de esta historia de una obsesión, para finalmente toparse de bruces con la mala idea de la maquinaria publi-turística sueca...

Para finalizar esta funesta letanía, os dejo con 1'34" del celtíbero español:

3 comentarios:

Juanjo Marín dijo...

Me hartado de reir con tu post. Yo también comparto tu obsesión con el mito de las bellezas nórdicas. Lo que suelo decir es que, cuando son guapas, son muy guapas; Me parece que no te has cruzado con ninguna :-)

Mi viaje pendiente es Islandia, el último reducto de l@s viking@s...

Anónimo dijo...

Vigila que Bjork también es de islandia jaja

Anónimo dijo...

La gente que dice que todas las suecas están buenas de dónde salen? Del país de la piruleta?
No hay ningún país del mundo donde todo el mundo sea guapo.

También hay mucho mito respecto a la estatura de las suecas. Pues según datos recientes la estatura media de las suecas es de unos 165 o 166 cm. La de las españolas jóvenes anda por 164 o 165 cm.
Así que ni en eso veo tanta diferencia entre suecas y españolas.