miércoles, abril 19, 2006

Haciendo País (2nda parte)

Hace algunos meses, os narraba la increíble pasión de mi familia por contribuir a la financiación de las administraciones locales en aquel post Haciendo País. Mi hermanita y yo sentimos la terrible necesidad de conducir y aparcar de forma despistada, daltónica y/o despreocupada, para así ser multados por cualquier amable agente de la policía local. Así pagamos parte de su salario, el papel de la notificación de sanción, la tinta del bolígrafo, las luces rojas/verdes de los semáforos, la pintura amarilla de las zonas prohibidas...


Otra característica familiar es la diarrea verbal. Siempre tenemos algo que decir, siempre decimos lo que nos pasa por la cabeza, a veces sin pensar demasiado en las consecuencias, porque sí. Nos gusta hablar, comunicar, expresarnos verbalmente...


En mi última entrada, Te gusta conducir, relataba algunas de las sensaciones al volante de la gente de verdad, más allá de la imagen poética y sentimental de los anuncios de la marca de las 3 letras. Una de estas sensaciones, las infinitas ganar de torturar hasta la muerte a un amante de llaves y llaveros, estaban motivadas porque alguien se dedica a rayar mi Toyota (perdón Sebas, se dice Totoya) cuando aparco de forma compuesta, sobre la acera y el césped al tiempo, en el Polígono de Agrela, cerca de mi oficina.


Cuando dije aquello de que el tipo amante de las odas al aparcamiento indecente, deshollaba la piel de mi cochecito porque sabía que nunca multaría mi coche ni ningún otro en el polígono, estaba pidiendo a gritos una multa, lo hacía de forma consciente, como ciudadano preocupado por la conservación de las zonas ajardinadas, como benefactor incansable del presupuesto local coruñés, en fin, queriendo hacer País.


Mi petición ha sido recogida con presteza, y el lunes por la mañana fui obsequiado con una preciosa notificación de multa sobre mi parabrisas. La he guardado como oro en paño, como todas las demás, esperando que me me llegue la carta certificado a mi hogar vigués, para ir con ella al banco colaborador del concello, primero atracarlo sin violencia y después pagar con el botín la sanción, luciendo una sonrisa de oreja a oreja.


No me han regalado un nuevo papelito azul por aparcar de forma compuesta, entre la acera y el césped. Me han facilitado la contribución al presupuesto local por no haber podido cortar el césped!. Por algún motivo, ha tocado adecentar las malas hierbas que mi coche cubre cada día coincidiendo mientras las cubría.


Sin embargo, a pesar de mi infinita e incuestioble generosidad , en esta ocasión voy a reclamar la sanción. No pueden multarme por no haber cortado el césped bajo mi coche, porque bajo mi coche ya no crece el césped! He aparcado tantas veces ahí que sólo hay tierra, no hierba ni césped! Qué injusticia!


Por favor, si algún policía local coruñés lee este post, recuerde que como siga recogiendo papelitos azules de mi parabrisas con esta increíble frecuencia, tendré que dejar de salir los fines de semana, por lo que la hostelería coruñesa sufrirá un terrible revés. Los pubs se verán obligados a cerrar ante el terrible descenso de consumo de whisky y refresco de manzana, y en lugar de dedicarse a servir garrafón deluxe en tubo de vidrio, sus camareros tendrán que lanzarse a la calle a trabajar como aparcacoches rebeldes, por lo que ya no habrá automóviles sobre los pasos de cebra a los que poder multar, y los amables policías perderán también su trabajo y mayor afición.


Por mi parte, prometo dejar en breve de escribir chorradas cada noche en este blog, para poder levantarme antes, llegar muy temprano a trabajar y aparcar en doble fila, solamente encima de alguna acera, en lugar de impedir que los hierbajos del polígono reciban la salvadora luz solar.


Y pensar que antes criticaba el empeño de Paquiño Vázquez en ocupar la jornadaba completa de 2 policías locales para custodiar la bandera de España de Riazor... Paquiño, no podrías volver a ser alcalde? El nuevo ha retirado a los 2 policías que cuidaban la bandera. Además, el viento la ha tirado y a mí esos 2 me ponen todas las multas necesarias para financiar su reparación... Pagar multas para contribuir al cuidado de jardines está bien, es razonable, pero para arreglar una bandera en medio de la playa...

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