miércoles, abril 12, 2006

Te gusta conducir?

¿Quién de nosotros no experimenta una profunda emoción al ver los anuncios de “Te gusta conducir”? En ellos, casi podemos acariciar el volante de cuero en las curvas, casi es posible sentir la suave brisa en el pelo a través de la ventanilla medio bajada, vemos la lluvia en el parabrisas y escuchamos el acompasado ritmo de los limpias, nos acaloramos con el sol que se va ocultando poco a poco en el horizonte, recorremos kilómetros y kilómetros en pocos segundos a los mandos de las sensaciones con ruedas, que no coches, de los anuncios del fabricante de las 3 letras... Cómo no nos va a gustar algo así? Parece imposible no disfrutar al volante de un BMW...


Ah, cierto! Si habéis leído alguna historia pasada de este blog, ya sabéis que en mi familia no tenemos el gen de gusto por la conducción. Ya sabéis que conducir es un coñazo, una pérdida de tiempo para ir de un sitio a otro, algo que sólo sigue vigente por el lento desarrollo del teletransporte a través del ciberespacio. Entonces, por qué?


Pues... quería probar vuestra pasión irracional por ese anuncio, ya que tengo un mensaje revelador para aquellos que estaban babeando al imaginarse dentro del coche: chavales, el tío del anuncio nunca ha conducido o, al menos, no ha experimentado el tener coche como el resto de los mortales, porque si fuera así, el anuncio sería muy distinto.

Los mortales, como un servidor, aunque no sea este servidor el mejor ejemplo, vivimos otro tipo de “sensaciones” al volante. Os cuento algunas de las mías la semana pasada, a ver si identificáis alguna con las del anuncio:

  • Horror, intención de practicar robos con intimidación e interés en la destrucción del Planeta.
Lo primero, al ver la factura inicial de mi revisión de 30.000 Kms (para los críticos, por cierto, sin un solo accidente todavía) por un total de 317,98 €. Lo segundo, mientras caminaba hacia la caja del concesionario, pensando dónde comprar el pasamontañas, o con quién acostarme para agenciarme unos panties, y qué sucursal de banco atracar. Y lo último, al fijarme en las líneas de factura, concretamente en los 123 € de la gestión de residuos, planificando mi baja como socio de GreenPeace y sumar el vertido ilegal de aceite a la lista de acciones en contra de la conversación del medio ambiente. Cómo no va la gente normal a tirar el aceite usado en medio del monte? Lo raro es que no vayan hundiendo petroleros como protesta ciudadana, 123 €!!??
  • Ganas tremendas de besar hasta la extenuación a una desconocida y renacida fé por la práctica activa del ecologismo.

Principalmente, cuando la chica de la caja, antes de pagar, me comunicó que la gestión de residuos eran 3 € y no 123 €, tras lo cual la hubiera invitado a visitar mis sábanas coruñesas un número indeterminado de veces. Además, qué pedazo de animal, bestia inconsecuente, bruto sin remedio, descerebrado, cafre jefecillo de bandas de skinsheads, puede verter residuos contaminantes en un paraje natural? Yo soy un ciberactivista en pro de la lucha ecologista. Pero qué Planeta queréis dejarle a vuestros hijos!?

  • Odio infinito, ganas de torturar lentamente y hasta la muerte a un conserje gestor de llaves y llaveros.
Soy un tío tranquilo, no me enfado de verdad (fuera del trabajo) desde hace más de 2 años, no he pegado nunca a nadie que no me pegase antes, y lo único que he (casi) torturado en mi vida son las garrapatas que plagaban a mi perro cuando yo tenía 16 años. Eso sí, cuando veo un nuevo rayazo, claramente causado por una llave, en la parte izquierda de mi coche, por unos segundos quisiera encarnarme en un mix de Jack El Destripador, el asesino de Bambie y Gargamel el de Los Pitufos (o lo destripo o lo mato de risa, según me dé).

Hay un personaje masculino, y tiene que ser tío pq las mujeres no son tan gilipollas, que lleva semanas rayándome el coche. Se ve que le molesta mi aparcamiento compuesto (sobre el césped y la acera) cerca del trabajo, pero sabe que la grúa no se llevaría mi coche ni ningún otro del Polígono, por lo que disfruta deshollando lentamente el gris mica de mi Toyota. Lleva por lo menos 6, el último en la parte delantera antes virgen, porque la puerta del conductor y parte trasera parecen ya un pentagrama musical esperando por las notas. Supongo que no sabe música y quiso empezar otro pentagrama en la parte delantera, para después invitar a otra colega a componer una oda al aparcamiento indecente.

Buff, seguiría, porque me falta el impuesto de circulación, la rueda de repuesto que ya no tengo gracias a una piedra enorme en el camino que no supe o pude esquivar, la vez que me echaron “sin plomo” en lugar de diésel e hice 180 kms antes de darme cuenta, porqué me compré un coche si no me gusta conducir y muchas, muchas más.


Sinceramente, he conocido más gente que, en su momento, se compró un coche porque seguía viviendo en casa de sus padres a los veintitantos, y necesitaba “cuatro paredes” donde contemplar las estrellas con su novia desde cualquier mirador, que gente apasionada por la conducción, enamorada de girar el volante suavemente en las curvas o contemplar el paisaje mientras el sol se pone.

Te gusta conducir? La verdad, prefiero que me lleven.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nada hombre... por un módico sueldo mensual puedes contratar un chófer que te lleve de un lado a otro.
Bueno, yo solo quería contestar porque soy una de esas personas que simplemente, les gusta conducir. Puedes llamarme pirado, pero yo no veo el conducir como el simple hecho de ir de un lado a otro, sino como la posibilidad de dominar la máquina, de sentir la velocidad,... de ser libre¡¡¡
Asi que ya sabes, si algún día quieres volver a sentir lo que es ser cliente de Renfe y no sabes que hacer con el totoya, me avisas, que aqui siempre tienes un amigo para echarte una mano.