jueves, octubre 12, 2006

De color de rosa

En algunas ocasiones, la vida es "de color de rosa", es decir, todo va mejor que bien y uno lo percibe todavía con mayor optimismo y alegría simplemente porque sí.

Cuando nos ponen esas gafas tintadas del rojo desteñido que es el rosa, ya pueden "caerse" otra vez las Torres Gemelas, morirse el perro del vecino o proyectarse un remake del asesinato de la madre de Bambi en prime time mientras cenamos (tragedia suma) que da igual, no se le quita a uno la sonrisa estúpida de la cara ni de broma. Como debe ser, generando arrugas faciales para cuando se pasen los 30 y tengamos (todos, tíos y tías) el baño lleno de potingues para suavizarlas, esconderlas y/o tranquilizar ingenuamente nuestra preocupación por convertirnos en viejos y arrugados recuerdos del pasado.

Claro, la sonrisa estúpida imborrable y el color "de rosa" van normalmente asociadas, en lo que respecta a esta especie animal tan especial que es el ser humano, al amor (correspondido), ese mito/realidad de sobra conocido sobre el que yo escribía en la revista del instituto allá por los años 95-96, el siglo pasado.

Yo, chavales, lo reconozco, llevo unos días en que casi todo lo veo de color de rosa. Alguno se preguntará si es que me he echado novia, lo cual no sería sin tiempo, después de más de dos años caminando por el infinito desierto de la soltería más absoluta, sin más que alguna parada técnica, casual y breve, en oasis sitos en los más diversos lugares del mapa terráqueo.

Podría ser, lo de tener novia y estar estupidamente enamorado, porque al fin y al cabo soy un tipo de los de tener pareja, o eso le parece a algún amigo mío, y eso a pesar de que llevo muchos más años visitando mercados de carne nocturnos por todo el planeta, que realizando escapadas románticas de fin de semana en amor y compañía.

Podría ser, lo de tener novia y estar estupidamente enamorado, el motivo por el cual llevo varios días viéndolo casi todo de color de rosa. Y digo "podría" y digo "casi", porque obviamente no es. Sigo soltero y sin compromiso.

- "Javi, qué pasa, ya estás otra vez con tus flipadurías de la droga de la alegría?"

Otra vez, podría ser, chavales, que mi verlo casi todo de color de rosa de los últimos días se debiese a alguna de mis épocas de "alegría porque sí", de esos en los que tanto da igual que da lo mismo y sirve igual 4 que 40.

Podría ser, porque al fin y al cabo llevo unas semanas tristón perdido, y quien siga este blog desde sus inicios sabe que lo mío son todos ciclos arriba-abajo-arriba-etc., así que ya iría tocando volver al buen camino de levantarse contento sin motivo ni razón conocida... pero va a ser que no.

Ni estupidamente enamorado ni inconmesurablemente alegre. El verlo casi todo de color de rosa es porque, con pareja o sin pareja, contento o tristón, lo que es invariable e innegable es que soy un completo, total y absoluto desastre [flickr.com]. Eso sí, en este caso, un precioso desastre rosa.

Alguien dijo: "El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra". Yo con este tipo de piedras llevo ya un mínimo de 3 tropiezos del mismo color, aunque distinto origen. Por tanto, si alguien dijo, yo digo: "El javi es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra... para seguir después tropezando muchas más veces con otras parecidas".

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