sábado, noviembre 28, 2009

Buscando, oí tu voz en mis sueños

Buscando, te hallé sola y ajada por el ir y venir de las estaciones y el rigor de aquélla, tu pretendida soledad.

Quise danzar contigo, lucir en compañía mis olvidadas artes de antiguo trovador.

Frunciste el ceño, misteriosa, dando pábulo así a mi hambre de esperanza.

...

Respeté la pausa. Elevé mi ser por encima de la arena, flotando cual bailarina sobre puntas, esperando con extraño capote la embestida de la suerte...

Contuve el aliento, sonreí con una mueca falsa. Tuve miedo. O, al menos, sentí.

Me dejé deslumbrar por el sonido de tu voz, la cual quizás nunca había, ni lograría escuchar. Tan ebrio de recuerdos...

Negué la evidencia, mentí para mis adentros, engañé al mundo.

Soñé con otro sueño, y con otro, y otro más... a cual más lejano.

Volví a la realidad negada de tu soledad, decidido a afrontar el adiós. Quizás, otro hasta luego.

"Estemos solos, juntos", acerté a susurrar, de forma sin duda inaudible.

Te acercaste, sigilosa, mientras agachaba la cabeza, vencido ya, desde el inicio.

Marchamos juntos hacia ningún lugar.

...

"Es todo lo que tengo", te dije. "Pobreza de espíritu y hambre de esperanza".

Me acosté y te quedaste sentada, a oscuras, observando. Cerré los ojos. Oí tu voz en mis sueños.

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