sábado, septiembre 09, 2006

Y a quién le importa el mañana?

- "Javi, no quiero volver a pasarlo mal".

Pasarlo mal, pasarlo bien... Son dos caras de una misma moneda. A quién le gusta sufrir? Pues, obviamente, a nadie. Sin embargo, sin riesgo no hay recompensa, el que no juega no gana.

La vida es en cierta forma como aquella ruleta de Las Vegas [lafiebredeloro], donde yo preferí jugarme mis $35 a una sola bolita, mientras Jota apostaba 20 minutos a rojo/negro, par/impar... Yo perdí rápido, pero disfruté de un buen rato con mi Budweiser, bien fría, yendo de la boca a la mesa y del verde tapiz otra vez a mis labios, mientras mi amigo estiraba sus fichas de 5 bucks hasta que le/nos quedó únicamente una, la del recuerdo.

La diferencia entre nuestra excursión al Tropicana y la vida es que en el primer caso sabíamos con seguridad que íbamos a perder. Fuímos para poder contar que nos habíamos dejado algo de pasta en un casino de Las Vegas. En la vida, sin embargo, jugar es casi una obligación y no siempre se pierde, aunque nadie dijo que fuera siempre fácil ni divertido, eso ya es una cuestión de cada uno...

Llegada cierta edad, casi todos/as hemos pasado por alguna relación sentimental de esas que no acaban demasiado bien, de las de poca o mucha felicidad durante y mucho sufrimiento después. Todo se acaba, para bien o para mal, y aceptarlo es parte del camino. Y aún aceptándolo, esas "cosas" dejan huella, cicatriz , nos marcan con el maldito estigma del miedo... a subir muy alto y bajar deprisa, a imaginar el cielo y experimentar el infierno, a la ilusión previa a la vuelta a la realidad, miedo...

Yo, ante ciertos suspiros inconsolados, siempre digo lo mismo: "Pero qué coño! Si sabes lo quieres, bonita, a por ello (él)!" Y es que tanto pensar en lo que podría pasar nunca ha traído nada bueno. Tener algo claro es un lujo extraño por el que muchos matarían, al menos todos aquellos que se pasan la vida sin saber qué quieren hacer, con quién, o cuándo van empezar a pensarlo.

En esto del vivir, eso de respirar un día sí y otro también, nunca está de más tener objetivos, se llamen Pedro, ser consejero delegado o salvar ballenas. Lo importante, aunque no imprescindible, es tener alguno. Eso sí, una vez fijado, ya analizada con mucha o poca calma la situación, darle vueltas con el que "no sé... y si...?", no vale de nada.

Sentir miedo, en lo sentimental, para alguien que haya podido llevarse el típico encontronazo amargo con una realidad que no esperaba, es "normal". Yo no presumo de valiente, porque en estas batallas he sido muchas veces el primero en echar a correr. Comprendo el pánico al fracaso (amoroso). Sin embargo, una cosa es sentir miedo y otra muy distinta es dejarse atenazar por él. En ciertos partidos es mucho mejor perder a no jugar, porque no hay nada peor a pensar en cómo hubiera sido de haber salido al campo.

Mañana el Sol volverá a salir por donde acostumbra, como siempre ha sido y siempre será. El mañana nunca debería condicionar nuestro presente. El "ahora" es un regalo, por eso se llama presente, como dice la madre de un colega mío. Para pescar, hay que mojarse los pies. Vivir tiene estas cosas...

La felicidad, el sentirse a gusto, disfrutar del "chámalle X", es algo demasiado bello para negarse a experimentarlo, por muchos palos y disgustos que vengan luego. Siempre que no lo consigas a costa de otros, disfruta ahora todo lo que puedas y mañana será otro día.

"Mañana, y a quién le importa el mañana?"

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