jueves, febrero 15, 2007

Casas Viejas: ejemplo de okupación



Casas Viejas
[flickr.com] es un centro social okupado y autogestionado en el centro de Sevilla, el cual he tenido la ocasión de visitar el pasado fin de semana.

Tras varios días en el Congreso Internacional de Software Libre celebrado en Badajoz, decidí acercarme a Sevilla a visitar a un colega de la infancia, Jash [flickr.com], quien está más que integrado en el movimiento okupa sevillano.

Posiblemente, la imagen general sobre un okupa, sea la de un tipo/tipa dedicado a rascarse la barriga y vivir del cuento, ocupando propiedades ajenas apoyado en lemas vacíos, rescatados de un pasado muy pasado, para justificar el no dar un palo al agua.

En mi opinión, la realidad se encuentra muy alejada de estas consideraciones, las cuales están basadas en el desconocimiento de un colectivo social situado a un lado inhabitual de nuestra línea mental para dirimir lo "bueno" y lo "malo".

Contracultura, activismo político, denuncia social... Todos ellos son términos que podrían asociarse al movimiento okupa. No tengo interés en explicar lo que significa e implica el movimiento okupa, porque ya está perfectamente definido, por ejemplo, en la propia wikipedia.

Lo que más me ha sorprendido del fin de semana ha sido el ser identificado por la policía al salir del centro social okupado, además del elevadísimo número de fuerzas de seguridad presentes durante la populosa manifestación (legal, en contra el desalojo de Casas Viejas), o el propio helicóptero sobrevolando a los manifestantes...

Es lamentable que se actúe de forma represora y controladora ante un movimiento absolutamente pacífico, cuyo único delito, en mi opinión, es no concordar con la línea de pensamiento mayoritaria y comunmente aceptada como razonable, así como actuar de forma acorde a su ideario básico.

A esta gente de Casas Viejas deberían darles una medalla al mérito ciudadano: iniciativas culturales, defensa del activismo en lugar del tranquilo-majete-en-tu-sillón, recuperación de espacios marginales en beneficio de la comunidad, promoción de la dinámica asociativa para reclamar el derecho a una vivienda digna (tal y como marca la Constitución), etc.

Cuál es el delito? Por qué me identifican al salir de un centro social okupado? Acaso soy peligroso por juntarme con estos "individuos a vigilar"? Me gustaría pensar que el tener opinión, argumentarla y defenderla de forma pacífica es algo loable y no peligroso ni necesitado de control. Me gustaría pensar que ya hemos superado la época de la represión de la opinión discordante...

Todo sea dicho, no entiendo la actitud no negociadora de la gente de Casas Viejas, en lo referido a buscar fórmulas con la Administración para continuar su actividad. Ante la amenaza de desalojo, se defienden en los tribunales, pero se niegan en redondo a intentar alcanzar cualquier tipo de acuerdo, o al menos eso rezaban los pasquines repartidos durante la manifestación...

En el mundo tan sumamente conflictivo en el que vivimos, no hacen falta más actitudes dedicadas al enfrentamiento, sino posiciones abiertas al diálogo y al encuentro. Porque la razón no es una posesión de un colectivo determinado, sino que es una mera consecuencia del acuerdo entre individuos con formas distintas de entender el mundo.

Con todo, no puedo sino aplaudir y felicitar a las personas que son conscientes de la realidad en la que viven y se esfuerzan por asociarse, hablar, pensar y actuar en línea con sus ideales. Qué importa si sus opiniones no concuerdan con las de uno?...

En resumen, aún sin estar de acuerdo con la totalidad de sus formas u opiniones, yo, a los de Casas Viejas, insisto, les daría una medalla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El delito no es tener una opinión discordante, ni ejercer la "contracultura", por más que el término sea insultante en sí mismo. El delito es el de la violación de la propiedad privada, uno de los pilares del sistema político en el que nos encontramos y de la sociedad que se constituye en él. En nuestra Constitución se establece que nadie podrá ser privado de sus bienes sin una causa justificada, y que en caso de que suceda, esta usurpación estará sujeta a las leyes (Art.33).

Los okupas, pretenden anular este principio elemental, y apropiarse de unos bienes que legítimamente corresponden a otras personas. Por muy buena que sea la intención no se pueden pisotear los derechos de los demás, porque la condescendencia, la complicidad o el apoyo a una acción de este tipo constituye el principio de la degradación del sistema que garantiza la estabilidad y las libertades públicas.