lunes, octubre 24, 2005

It never rains in Southern California

Hace unos días, un sábado por la mañana, nos paseábamos por el campus de la SDSU como típicos turistas con cámara en ristre, cuando una de mis amigas tuvo la horrible idea de comprar algo para comer en el supermercado, y acabamos sentados ante un par de sandwiches y una ensalada respectivamente. Me temo que el sábado por la mañana no es el mejor momento para comprar algo fresco en el súper del campus. La lechuga de mi Caesar salad estaba pidiendo a gritos volver a la huerta de donde había sido raptada ya demasiados días atrás. Me disponía a tirarla a la basura cuando una de mis prácticas amigas alemanas me recordó que podía reclamar y recuperar mis $3.99. Dicho y hecho:

- "Sorry, my salad is not OK, I think that it is from yesterday, or maybe the day before"

- "Ya, I see, do you want your money back?"

- "Yes, thank you"

Con esta pequeña historia sólo pretendo llamar la atención de algo relevante en este post: Soy capaz de reclamar cuando algo no se ajusta a lo convenido. La lechuga era menos verde de lo que debería y los trocitos de pan, supuestamente crujientes, no crujían, con lo que a pesar de haberme comido una parte de la ensalada, me devolvieron la totalidad de lo que había pagado por ella.


Tras la breve pero importante introducción, vayamos rápidamente al meollo de la cuestión a tratar: Sr. Arnold Schwarzenegger (o debería dirigirme a usted como Sr. “Gobernator”? dígamelo si fuera el caso), las condiciones de mi estancia en California empiezan a alejarse de lo convenido. No se trata de la compañía, la limpieza en las calles, la comida (podría ser mejor, pero ya sabía cómo era esto por aquí) o cualquiera otro asunto menor. Se trata de algo mucho más importante y que estaba en el “contrato”: el clima, o weather, si lo prefiere, en el Sur de California.

Hace días que no luce el Sol. Toda esta semana el cielo ha estado nublado, e incluso ha llovido en varias ocasiones!. Entiendo que esto causará conmoción entre algunos/as de mis lectores/as porque, como yo, llevarán años viendo todas esas películas americanas con playas californianas, donde el sol brilla exultante en el cielo, las patinadoras se dedican a patinar, los surfistas a surfear, etc. Ni ellos/as ni yo hemos visto ni un solo documento gráfico que nos haya permitido ni siquiera pensar de la forma más remota que pudiera llover en el Sur de California. Sin embargo, el tiempo durante estos últimos siete días parece sacado de alguna película ambientada en mi hogar vigués-coruñés.

Reconozco que el primer día de lluvia en California, durante unos quince minutos hace aproximadamente un mes, resultó ciertamente evocador. Supongo que alguno de los moradores de Newport Place me tachó de loco cuando me planté en medio y medio del backyard con mi sonrisa, los brazos abiertos y mirando hacia el cielo. Estuvo bien, me gusta la lluvia porque me recuerda a donde pertenezco. Le agradezco el detalle, Sr. Schwarzenegger, pero con una vez al mes, 15 minutos, es más que suficiente, gracias.

Creo que ha dejado claro en alguno de mis posts anteriores que el lunes por la mañana es el peor día/momento de la semana. Sin embargo, usted no parece haberlo entendido, ya que el pasado lunes tuve que correr bajo la lluvia y entrar empapado en clase. Sinceramente, no creo que esta sea forma de tratar a los turistas... Los lunes por la mañana deben ser soleados, moderadamente calurosos y con una ligera brisa fresca que justifique la sonrisa a juego con las gafas de sol. Cualquier otra cosa está fuera de lugar, y como siga por este camino, con esta falta absoluta de consideración hacia los gustos de sus clientes, como en mi caso, acabará con el turismo, la economía empeorará y su popularidad bajará en picado.

Sé que está preocupado por la opinión de sus votantes. Tanto que se ha cuidado muy mucho de no aparecer junto al Sr. Bush (Sr. Arbusto en español), republicano como usted, en estos momentos en los que su imagen sigue en tela de juicio por la gestión del desastre del Katrina. No quiere que lo asocien con un presidente en horas bajas, lo entiendo. Yo tampoco querría salir en las fotos junto a él, aunque no hubiera huracanes de por medio.

Soy una persona comprensiva. Puedo aceptar que necesiten la lluvia de vez en cuando. Aunque el agua del grifo no sea recomendable para el consumo, supongo que tendrán muchas piscinas que llenar y hacerlo con agua embotellada podría resultar demasiado costoso. Dicho esto, sin embargo, le recuerdo que en nuestro “contrato”, sustentado por la canción que usted y yo conocemos, decía muy clarito “It never rains in Southern California”. Por tanto, como ambos sabemos que la razón está de mi lado y que podría reclamar la devolución de mi dinero, quiero comentarle cuáles son mis condiciones para que podamos llevarnos bien en los dos meses que me restan en California.


1ª) Por si no lo ha anotado todavía, nada de lluvia y tiempo nuboso los lunes por la mañana en el sur de California. No se lo pido sólo por mí, sus millones de votantes se lo agradecerán, y todos seremos más felices si un buen día nos permite encarar la semana con optimismo. Si podía hacer respirable la atmósfera de Marte en aquella película suya (Total Recall) junto a Sharon Stone, con un par de llamadas seguro que puede resolver esto.


2ª) Nada de lluvia (puede estar nublado, pero no llover) tampoco entre las 11 y las 15 de los domingos o, en su defecto, un pabellón cubierto con un par de canastas y un buen parqué. No me malinterprete, la lluvia los domingos por la mañana puede llegar a ser ser incluso apetecible, porque le hace sentir a uno todavía mejor entre las sábanas, sobre todo si está en buena compañía. Sin embargo, alrededor de las 12 de cada domingo este vigués-coruñés cliente suyo se va a jugar al baloncesto con americanos -playground-, y resulta absolutamente desagradable, además de peligroso, jugar bajo la lluvia o la cancha mojada. Si se le acaba el crédito del móvil con el par de llamadas anteriores al hombre del tiempo, por eso de que a lo mejor el tío sigue en Marte, puede usted ordenar a alguno de los miembros de su equipo que nos abra un pabellón un par de horas y todo arreglado.


3ª) Alguna película americana donde se muestre que puede llover en el sur de California. He visto gente con paraguas (increíble, pero cierto), lo cual demuestra que no era la primera vez que llovía de forma copiosa por aquí. Ustedes lo sabían y no nos habían advertido al respecto. Su industria cinematográfica se encarga de seguir enviando esos mensajes de eterno cielo azul y sol brillante. Como usted sigue, sorprendentemente, en el negocio del cine, seguro que no le resultará complicado enviarme un email con los nombres y direcciones de las personas con las que tenga que hablar para gestionar este asunto. Sí, en este caso incluso yo haré el trabajo por usted. Espero pasarme por Los Ángeles antes de volver a España (Jota, nos vamos a LA!), así que no tendré ningún inconveniente en visitar Hollywood y darles algunas ideas.


4ª y última) Cambiar el título de la canción “It never rains in Southern California” por “It usually not rains in Southern California”. Coincidirá conmigo en que van a tener muchos turistas descontentos si siguen viniendo a California con este “contrato” en mente. Es una canción pegajosa y el mensaje es claro y contundente, así que harían mejor en adecuar el título a la realidad para evitar sorpresas y malos entendidos.


Como ves, Schwarzie (espero que no te moleste que te tutee, pero al incluirte en mi blog creo que ya tenemos la suficiente confianza), mis peticiones se limitan a cuatro cosillas. Si has podido llegar a gobernador de California siendo un culturista austríaco, con ese acento tan tuyo y tras protagonizar películas como "Conan el Bárbaro", esto será coser y cantar para tí. Espero que recojas el mensaje con celeridad y pueda levantarme mañana lunes con las gafas de sol y mis ya no tan largos cabellos ondeando con la ligera brisa matinal.

Además, pasaré tres días en San Francisco esta semana, de martes a jueves, por lo cual puedes aprovechar para planificar en estos 3 días la lluvia de los próximos 8 lunes por la mañana. Al final, aunque nunca llueve a gusto de todos, hablando se entiende la gente, no?

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