sábado, septiembre 29, 2007

Coruña tiembla, yo me pongo los calzoncillos de los domingos

El run-run en las calles es imparable, Cenzo ha salido de su hogar ferrolano con destino al Vázquez's Hilton poco antes de las 19 horas para reencontrarse con algunos de sus compis de piso, amigos y vecinos de época universitaria.

Aquellos a quienes algunos denominas los Johnies y otros, más cortesmente, simples mamarrachos, se reúnen esta noche después de las 22:30 hora española para rememorar viejas y olvidadas historias.

Coruña, la ciudad del viento, testigo silenciosa de sus fechorías nocturnas de juventud universitaria, recuerda con estupor a 3 tipos paseando en calzoncillos a las tantas de la noche un martes y miércoles de cualquier semana antes de los exámenes, borrachos de alcohol y alegría, tropezando con los pantalones a la altura de los tobillos, haciendo calvos a los taxistas noctámbulos, sacando condones (reconvertidos poco más tarde en globos de agua) de una máquina de pared ante la mirada de un transeunte que acelera el paso al sentirse sexualmente amenazado, dejando de usar reloj para siempre jamás...

El trío de Baldayo, los hombres, jóvenes y niñatos de Tetta-mancy, los chavales del coro y el bongó. Todos, algunos, varios... no están todos los que son, pero sí son casi todos los que están: Sebas, Roi, Josiño, Juanchín, Cenzo... La cerveza está en la nevera, el vino servido, la sopa caliente y los ánimos renovados. Hoy nos de-volvemos a los veinte (20).

Mientras Cenzo llega, Coruña tiembla y yo me pongo los calzoncillos de los domingos, no vaya a ser...

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